DOLOR E INFLAMACIÓN
El dolor se podría definir como una sensación o experiencia emocional desagradable asociada a una lesión tisular. Se suele hablar de dos tipos de dolor: el dolor agudo y el dolor crónico. El dolor agudo es aquel que se presenta de forma repentina tras un traumatismo o lesión específica y que después de tratarlo desaparece. En cambio, el dolor crónico es aquel que persiste una vez la lesión ha sido subsanada.
Muchas patologías de origen inflamatorio vienen acompañadas de dolor. La inflamación es la respuesta del sistema inmunitario frente a cualquier daño en los tejidos del organismo ya sea causado por agentes patógenos como virus y bacterias o por una lesión ocasionada por un traumatismo, fractura o corte. Cuando se produce una lesión, las células dañadas liberan sustancias algógenas (productoras del dolor) que inducen la activación y estimulación de los receptores del dolor (nocioreceptores). Esta respuesta al dolor y la necesidad de reparar el daño tisular hace aumentar los niveles de ciertas sustancias pro-inflamatorias como son las prostaglandinas E2 (PGE2) y los leucotrienos, moléculas derivadas del ácido araquidónico producidas por la acción oxidativa de las enzimas cicloxigenasa-2 (COX-2) y la 5-lipooxigenasa (5-LO), respectivamente.
Es muy importante poder resolver la inflamación antes de que cronifique y para ello existen diferentes tratamientos. El más habitual es la administración de fármacos los cuales, aunque efectivos, en la mayoría de casos presentan numerosos efectos adversos. Una alternativa más segura y en ocasiones muy eficaz sería la medicina natural, la acupuntura, la rehabilitación física y la fisioterapia. Muchas veces, el control del dolor no es posible desde una única perspectiva por lo que una terapia combinada podría otorgar resultados positivos, ya que nos permitiría reducir o evitar dosis elevadas de fármacos que podrían resultar tóxicos a largo plazo.
Entre las afecciones inflamatorias más comunes podemos destacar la artrosis, artritis reumatoide, psoriasis, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, entre otras y la inflamación causada por traumatismos, fracturas, post-cirugía, etc. Muchas de estas situaciones requieren una intervención rápida para calmar el dolor ocasionado por estos procesos. Si lo que buscamos es una alternativa natural y respetuosa con nuestro organismo, a continuación, se detalla una serie de ingredientes naturales con excelentes propiedades analgésicas y anti-inflamatorias, que además de actuar de forma efectiva no provoca los efectos secundarios nocivos de algunos fármacos químicos con actividad anti-inflamatoria.
CURCUMA LONGA
La curcuma longa es una planta que ha sido usada en la medicina tradicional india durante miles de años para el tratamiento de enfermedades de origen inflamatorio. Su principio activo, la curcumina, abarca un amplio espectro de actividades farmacológicas ya que presenta propiedades anti-inflamatorias, hipoglucemiantes, antioxidantes, cicatrizantes y antimicrobianas.1 Muchos autores demuestran su potencial aplicación para el tratamiento de diversas afecciones inflamatorias como la artritis, la colitis ulcerosa, el cáncer, la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), la pancreatitis, la dermatitis y la diabetes, entre otras. A demás ha demostrado también efecto detoxificante y protector contra enfermedades hepáticas.
Como tratamiento para la osteoartritis (OA), se ha comprobado que produce un efecto positivo reduciendo el dolor y la rigidez, actuando en el núcleo de las articulaciones para detener la inflamación. En cuanto a su mecanismo de acción se sabe que actúa reduciendo la expresión de citoquinas pro-inflamatorias a través de la vía NF- κB e inhibiendo la expresión de COX-2, 5-LO y la síntesis de PGE2, lo que se traduce en una disminución notable del dolor y una mejora de la función articular.4 Por otra parte, existe un estudio donde se demuestra que la cúrcuma es tan eficaz como un AINE contra la osteoartritis, y además presenta menos efectos secundarios.
Uno de los problemas farmacocinéticos que presenta la curcumina es su baja biodisponibilidad debida principalmente a su mala absorción. Afortunadamente existen en el mercado formas de curcumina mucho más biodisponibles como por ejemplo la Curcuma Meriva®, la cual al estar fitosomada con fosfatidilcolina de lecitina de soja (1:2) permite una mayor absorción (hasta 30 veces más en comparación al ES de Curcuma longa).
BOSWELLIA SERRATA
El extracto de Boswellia serrata (EBS), al igual que el extracto de Curcuma longa, se ha utilizado y se utiliza comúnmente en la medicina ayurvédica tradicional para el tratamiento del dolor que causan las enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide (AR), la EII, la OA y el asma, entre otras. Sus efectos anti-inflamatorios vienen dados por los ácidos boswélicos presentes en su resina entre los cuales cabe destacar el ácido β-boswélico, el ácido 11-ceto-β-boswélico y el ácido acetil-11-ceto-β-boswélico. Muchos autores han tratado de esclarecer el mecanismo de acción de estos ácidos y su aplicación para el tratamiento de la OA. Se sabe que el EBS suprime la formación de leucotrienos mediante la inhibición de la enzima (5-LO). Además, recientes estudios demuestran su papel en la inhibición de la actividad proteolítica de la catepsina G (CATG) y de la síntesis de la prostaglandina E sintasa microsomal (mPGES)-1, bloqueando por tanto la síntesis de PGE2. Otros estudios indican que el EBS contrarresta las bajadas en los niveles de glucosaminoglucanos (GAGs) e impide la secreción y actividad de metaloproteasas (MMP), lo que podría prevenir la degradación del cartílago articular. En estudios con ratas artríticas, el EBS demostró su potencial efecto reduciendo el número de leucocitos en el líquido sinovial y mejorando la cojera y el dolor local. Por todo ello, la sociedad científica ha empezado a mostrar interés en el EBS, habiendo muchos estudios clínicos donde se ponen de manifiesto sus efectos positivos en la reducción del dolor y la inflamación de las articulaciones y en la mejora de la función articular, sin presentar los efectos adversos asociados con los AINE y los corticosteroides.
HUMULUS LUPULUS (Lúpulo)
El lúpulo contiene un gran número de fitoquímicos con un amplio espectro de actividades biológicas. Debido a su efecto sedante se ha empleado durante muchos años como remedio natural para tratar el insomnio y la ansiedad. Otra característica de la planta es su potente efecto antioxidante, capaz de combatir el estrés oxidativo generado por diferentes radicales libres. Entre todos sus ingredientes, cabe destacar los llamados alfa-ácidos, empleados en la fabricación de cerveza por su sabor amargo, los cuales han mostrado un gran potencial para ayudar a la respuesta natural del organismo a luchar contra la inflamación y el dolor. En cuanto a su mecanismo de acción, los alfa-ácidos actúan inhibiendo la enzima óxido nítrico sintasa inducible (iNOS), la PGE2 y otras vías claves en el proceso del dolor causado por la inflamación. Existen estudios donde se demuestra que puede llegar a ser una alternativa natural frente a los AINE pero con menos efectos adversos.
HARPAGOFITUM PROCUMBENS (Harpagofito)
Harpagophytum procumbens (HP), comúnmente llamada harpagofito o “garra del diablo” debido a la forma que presentan sus frutos, es una planta herbácea de origen africano cuyas raíces se usan en medicina tradicional como agentes antiinflamatorios para el tratamiento sintomático de artritis y reumatismo. Su actividad farmacológica viene conferida por los derivados terpénicos iridoides presentes en la raíz, siendo el harpagósido el más importante de todos ellos. Estudios in vitro demuestran su actividad anti-inflamatoria al disminuir la síntesis y liberación de factores pro-inflamatorios como el factor de transcripción activador AP-1 en macrófagos murinos, la expresión de ciertas citoquinas como TNF-α e interleucina 6 (IL-6) y la disminución los niveles de ARNm de la COX-2. Por otro lado, el extracto de HP también exhibe la capacidad de prevenir el estrés oxidativo.
METILSULFONILMETANO (MSM)
Es un componente natural presente en el organismo con excelentes propiedades anti-inflamatorias y analgésicas que se emplea comúnmente en el tratamiento de la OA. Varios estudios han demostrado que su efecto condroprotector se ve potenciado cuando se combina con otros nutracéuticos como la condroitina y la glucosamina. Gracias a su contenido en azufre, el MSM contribuye a mantener el buen estado de los tejidos conjuntivos neutralizando los radicales libres que dificultan la restauración de la matriz celular del cartílago. Su poder anti-inflamatorio viene dado por su papel como inhibidor de la actividad transcripcional del factor nuclear kappa B (NF-κB), responsable de la expresión de genes que codifican citoquinas pro-inflamatorias. El efecto inhibidor de MSM sobre NF-κB da como resultado la regulación negativa del ARNm para la interleucina IL-1, IL-6 y el factor de necrosis tumoral α (TNF-α) in vitro. Por otra parte, el MSM también puede reducir la expresión iNOS y COX-2 disminuyendo así la producción de agentes vasodilatadores como el óxido nítrico (NO). Con la reducción de las citoquinas y los agentes vasodilatadores, se inhibe el flujo y el reclutamiento de células inmunes a sitios de inflamación local.
DL-FENILALANINA
La fenilalanina es un aminoácido esencial que los seres humanos necesitan incorporar a través de la dieta. Interviene en la síntesis de tirosina, precursor de catecolaminas como noradrenalina y adrenalina o neurotransmisores como la dopamina. La DL-fenilalanina actúa como bloqueante de enzimas presentes en el sistema nervioso central encargadas de degradar determinadas hormonas naturales parecidas a la morfina (endorfinas, encefalinas) y potencia de esta manera el efecto analgésico endógeno. Como consecuencia de sus funciones en el organismo la DL-fenilalanina ayuda a aliviar el dolor, mejora el estado de ánimo, disminuye los síntomas de algunas enfermedades neurológicas, promueve el estado de alerta y vitalidad y contribuye a la memoria y el aprendizaje.
TIAMINA (Vitamina B1)
La vitamina B1 puede ejercer un importante papel biofisiológico en la conducción, y excitabilidad de las terminaciones nerviosas. Existen estudios con modelos animales donde se demuestra que la vitamina B1 reduce de manera significativa la hiperexcitabilidad neuronal, inhibe la hiperalgesia térmica y revierte parcialmente las alteraciones en las corrientes de sodio inducidas por una lesión. Por lo tanto, se cree que el tratamiento con dosis altas de tiamina podría ser una herramienta eficaz para el alivio de procesos dolorosos causados por una lesión, inflamación o degeneración en el sistema nervioso. Además, en elevadas concentraciones, la tiamina puede presentar un efecto analgésico al aumentar la síntesis de serotonina y GABA en varias áreas del cerebro.
URIDINA-5′-MONOFOSFATO
El dolor neuropático está causado por una lesión primaria o una disfunción del sistema nervioso, que interpreta los estímulos de forma errónea. Suele tratarse de un dolor crónico y como tratamiento se suelen emplear derivados de gabapentina. No obstante, se sabe que este fármaco presenta varios efectos secundarios (provoca somnolencia, temblores, ansiedad…). Una alternativa natural mucho más segura sería la uridina. Se trata de un nucleótido esencial en la síntesis de los fosfolípidos de las membranas celulares y resulta necesario para la formación de la membrana de las dendritas y de las células filiares que constituyen los nervios. Por ese motivo se considera que la suplementación con uridina-5’-monofosfato disódico podría ayudar a la regeneración de los nervios dañados. Actúa inhibiendo el reclutamiento leucocitario en sitios de inflamación local por lo que contribuye a reducir la intensidad del dolor frente a cualquier tipo de inflamación.
ZINC
El zinc es un micronutriente esencial que participa en multitud de reacciones enzimáticas vitales para el organismo. Contribuye al metabolismo normal de proteínas grasas y carbohidratos, al mantenimiento de los huesos en condiciones normales, al funcionamiento normal del sistema inmunitario y protege a las células frente al daño oxidativo. Una de las principales causas de la aparición de la OA es el estrés oxidativo. Las especies reactivas de oxígeno (ROS) actúan dañando los componentes principales del cartílago y las articulaciones, por lo que combatir la acción de los radicales libres puede ser una herramienta muy útil en la lucha contra la enfermedad. El zinc actúa como cofactor de varias enzimas con carácter antioxidante como son la superóxido dismutasa, catalasa, glutatión reductasa y peroxidasa entre otras. Unos niveles aceptables de zinc contribuyen al mantenimiento de las articulaciones en condiciones normales y protegen a las células del daño oxidativo. Por otro lado, algunos estudios demuestran que el zinc puede ayudar a aliviar los síntomas de AR inhibiendo la respuesta inflamatoria.
En conclusión y a modo de reflexión, estos son los ingredientes, las armas que pone la naturaleza a nuestro alcance para combatir el dolor y la inflamación, la ingesta de estos nutrientes en las dosis y proporciones correctas, siempre aconsejamos la supervisión de un profesional, podría mejorar la calidad de vida de las personas que sufren de dichas patologías.
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