EL SÍNDROME METABÓLICO
En los últimos 50 años los cambios en el estilo de vida del ser humano han sido tantos y tan variados que no solamente han creado cambios profundos en nuestro medio ambiente sino también en nuestros modos de vida y las formas de nutrirnos. Si añadimos una marcada reducción de la actividad física y aumento sustancial de alimentos sobrecargados de grasas saturadas, azucares refinados y de sal, nos damos cuenta que ello está produciendo cambios radicales en nuestros organismos y aumentos disparatados de obesidad, enfermedades cardiacas, diabetes, hipercolesterolemias, Hipertensión arterial, cáncer, alzhéimer y enfermedades mentales.
La ciencia actual nos dice que todos los riesgos de salud asociados con el aumento de grasa corporal, se producen porque la mayoría de personas desarrollan resistencia a la insulina, generándose lo que se ha dado en llamar el “Síndrome X” ó “Síndrome metabólico”, un estado en que la insulina es cada vez menos eficiente y se ralentiza la absorción de los azucares. Se calcula que el 80 u 85% de los diabéticos o son obesos o han sido obesos en algún momento de su vida; cifra que va en aumento sobre todo en los niños. Como las células se van volviendo menos sensibles a la insulina el cuerpo trata de compensarlo mediante la producción de cantidades más altas de insulina; con lo cual es la pescadilla que se muerde la cola: más apetito, mayor aumento de peso, más dificultad para metabolizar las grasas, desarrollo de diabetes, aumento de la presión sanguínea, daños cardiacos y deterioro de los vasos sanguíneos.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de síndrome metabólico requiere medir la circunferencia de la cintura y la presión arterial y realizar un análisis de sangre que determine la concentración de colesterol-HDL, de triglicéridos y de glucosa. Para que una persona sea diagnosticada de síndrome metabólico debe cumplir al menos 3 de los siguientes 5 criterios:
- Obesidad abdominal. Es decir, obesidad localizada fundamentalmente en la tripa. Se diagnostica si la circunferencia de la cintura (medida a la altura del ombligo) es mayor de 102 cm en varones o de 88 cm en mujeres.
- Presión arterial alta o en el límite alto de la normalidad. Un valor de presión arterial sistólica (máxima) igual o superior a 130 mmHg o de presión arterial diastólica (la mínima) igual o superior a 85 mmHg, son criterios de síndrome metabólico.
- Glucosa basal alterada o en el rango de diabetes. Una glucosa (azúcar) en sangre igual o superior a 100 mg/dL o el hecho de recibir tratamiento para la diabetes, es un criterio de síndrome metabólico.
- Colesterol-HDL (colesterol bueno) bajo. Por debajo de 40 mg/dL en varones o de 50 mg/dL en mujeres.
- Triglicéridos altos, 150 mg/dL o un valor superior.
La solución para este tipo de problemas, aparte de corregir la dieta y aumentar la actividad física(1) viene de la mano de incluir en la dieta diaria un suplemento con algún producto que ayude a normalizar los niveles de glucosa en sangre, a restaurar la sensibilidad a la insulina y a desacelerar la absorción de los hidratos de carbono de los ingeridos hasta en un 50%.
De los suplementos disponibles en el mercado que puedan ayudar en este tipo de problemas, destacamos el Metabolic PGX, de Laboratorios Nale – Grupo Nale, una mezcla de extractos naturales a base entre otros de Amorphophallus konjac, fibra vegetal no asimilable por el organismo, obtenida de la raíz de esta planta japonesa. Presenta un elevado índice de hinchamiento, lo que le proporciona un gran poder de saciedad, y una elevada viscosidad que disminuye la capacidad de asimilación de los nutrientes, coadyuvando en la reducción de los niveles de glucosa, colesterol, ác. biliares, etc., en sangre.
Metabolic- PGX realiza un efecto de arrastre, limpiando las paredes intestinales de todas las impurezas, aumentando la consistencia de la masa fecal para que los movimientos peristálticos sean correctos y eficaces.
Recomendado para:
- Síndrome metabólico, diabetes, hipertrigliceridemia e hiperinsulinemia.
- Control de peso; como coadyuvante.
- Enfermedades de origen digestivo o tóxico-digestivo:
Distensión gástrica, inflamación de la vesícula biliar, degeneración hepática, llagas bucales, astenia crónica, prurito, seborreas. Aftas faríngeas, discinesia biliar, cefaleas crónicas digestivas, algunas cistitis de repetición, endometritis, furunculosis, eccemas crónicos, envejecimiento de la piel y exceso de arrugas faciales, espasmos pilóricos, inflamación hepática, aerofagias, gastritis.
- Enfermedades propias del colon: colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, colon irritable, diverticulitis del colon, estreñimiento crónico, diarreas crónicas, síndrome de mala-absorción, preventivo del cáncer de colon y de infecciones crónicas (apendicitis, etc.);
(1) Los hábitos de vida saludables son:
- Mantener una dieta baja en grasas de origen animal y en azúcares simples.
- Realizar ejercicio físico durante 30 a 60 minutos al menos 4 días por semana. El ejercicio físico debe ser de suficiente intensidad como para que el corazón se acelere y aumenten las pulsaciones.
- Mantener un peso cercano al ideal (un índice de masa corporal cercano a 25 kg/m2). Para ello se debe hacer ejercicio físico y se deben reducir las calorías de la dieta. En algunos casos puede haber indicación de tratamiento farmacológico o incluso de cirugía para reducir la obesidad.
- Abandonar el tabaco si fuera el caso.